martes, 6 de febrero de 2007

Mas alto!!


Esta imagen es un poco sosa, pero es la única en que se percibe que estoy colgado de un parapente. Estaba a punto ya de aterrizar, pero llegamos a volar a cientos de metros del suelo. Violando las escarpadas pendientes, sobrevolé un rebaño de cabras montesas, que huían espantadas al vernos pasar, como criaturas mitológicas, mitad humano, mitad ave. Este vuelo fué mi regalo de cumpleaños para Ale, es lo menos que se podía despachar para quien te lleva de finde loco a Amsterdam, ¿no? Estuvimos toda la mañana yendo de una montaña a otra, en busca del viento y cuando llegamos al sitio, horas fumando porros (sobre todo yo) esperando a que se levantara alguna rafaga. Tardó pero valió la pena, porque la sensación de estar colgado del cielo es impresionante. Al girar para tomar velocidad, el silencio de la mañana en la sierra se afilaba hasta que parecia una olla express a punto de explotar. Aunque no tengo especial interes por aficionarme al parapente, ese dia entendí a quienes montan su vida alrededor. Viven en torno a las cumbres, pendientes del viento, casi oliendo en el aire las señales que les permitiran alzar el vuelo. Vimos, entre otra mucha gente, a un guiri ya curtido, de unos 50-60 años que llego solano, se montó su parapente y se tiró como el que salta al agua un día de calor desde el puente canal. Se le veía mucho mas feliz volando y dando vueltas sobre nuestras cabezas que andando sobre los pies. Como contraste, nosotros, novatos en el asunto, con bastante canguelo en lo alto, que debimos contentarnos con colgar delante del piloto, que movia la vela a su antojo, y sentirnos espectadores por un dia de lo que ellos ven a diario. Me encanta mi trabajo y me hace feliz, pero sentí una punzada de envidia por aquellos hombres y mujeres por trabajar en el aire.

No hay comentarios: