jueves, 23 de agosto de 2007

Mi otra familia


Para quien no la conozcáis, que seréis la mayoría, esta es mi hermanita Malika, mauritana de profesión. Si la traigo aquí a colación es porque con ella y su familia viví una experiencia muy valiosa y hasta enternecedora. Su madre, Zahra, trabajaba en APDH-A, lo de Derechos Humanos, pa entendernos. A Malika la conocí cuando la llevé a uno de mis talleres de interculturalidad en institutos, donde ella hacía té y les mostraba algo de su cultura y su vida. Ella apenas hablaba en español y se mostraba muy tímida. Para romper el hielo le di uno de mis cascos para escuchar Tryo, el grupo francés, idioma que ella habla muy bien. Con el tiempo, entablé una gran amistad con Zahra, Malika y el resto de la familia, hasta el punto de que Zahra, cuarentaypico, madraza, me llamaba su ujia sagira, su hijo mayor, y si por ejemplo tenia que salir de casa, me dejaba al cargo de los hijos, del pequeño de 4 al mayor de 19. Allí aprendí algo de hassaniya, el árabe de Mauritania, a hacer el te mauritano y sobre todo, a sentirme realmente acogido por una familia. Allí siempre tenia cama y comida, fuera cuando fuera. Ellos se fueron a Huelva a vivir y yo a Córdoba pero guardo un recuerdo muy especial y cálido de todos ellos y sueño con sentarme de nuevo a comer maru-l-hud, arroz con pescado, de la misma fuente y con las manos.