viernes, 24 de octubre de 2008

Manias


Esta es una cuestión que hace tiempo quería compartir y exorcizar de mi enfermiza mente. No tiene ninguna importancia aparente, no consigo encontrársela, pero se la doy. Empezaré por una declaración de principios: Odio las cucharas, especialmente las cucharillas, con un mango, sea de plástico, madera o cualquier otro material. Sólo me siento a gusto realmente cuando lo que introduzco en mi taza de café es una única y brillante pieza de metal. Tampoco aprecio las cucharillas de plástico entero, esas de las cuberterías de fiestas de cumpleaños o barbacoas familiares o carranceras, pero es como si, al ser una ocasión "excepcional", las normas de esta manía (porque tengo mas, vaya que si!), no se aplicaran. Puedo intentar racionalizar mi obsesión diciendo que son mas limpias pero si las lavo yo mismo, la excusa se sostiene poco. Es cierto que acaban por acumular "algo" en las uniones con el metal, pero sé perfectamente que no son menos higiénicas que las otras. Curiosamente, esta..... resistencia a las malvadas cucharillas no metálicas no me obliga a, digamos, fregar una metálica si sólo quedan de las chungas, pero si que me hacen sentir mal o incomodo. Supongo que mi parte racional, grande, debido al tamaño de mi órgano cabecil, me impide a mi mismo renunciar del todo a cucharillas a las que, reconozcamoslo, no les pasa nada, y tampoco las cojo todas y las tiro, por la ventana en la versión maniacoviolenta, o a la basura en la maniacomaniaca. No, simplemente, me molestan. Y eso me deja mosqueado.
¿Queréis compartir conmigo manías inofensivas?.......