martes, 3 de marzo de 2009

Lucky man


Hoy, como todos los días, ha amanecido en Medina Azahara. Esto, en si, no tiene nada de extraordinario, desde que se construyó ha habido unos cuatrocientos mil amaneceres. Mas humildemente, desde que vine a trabajar aquí, hace ya casi 6 años, he debido vivir casi dos mil auroras. Normalmente, pues, no soy demasiado consciente de ello, al fin y al cabo, está uno recién levantado, empezando a trabajar, con parte de la cabeza aun en la camita caliente que acaba de dejar y otra en las tres de la tarde, ¿no es cierto?. Sin embargo hoy, no sé por qué, quizás porque ha estado lloviendo varios días o porque los dioses a veces son clementes, me he dado cuenta que eran las ocho y cuarto, un suave rayo de sol acariciaba mi cara, mientras todo lo que podía oír era el susurro de las hojas de los arboles mecidos por una blanda brisa y el canto, alegre, como dándose los buenos días, de los muchos pájaros que comparte mi "oficina" al aire libre. Y se me ha dibujado una sonrisa, de felicidad, de sentirme rico, más que todos esos banqueros que sólo tienen dinero. Y he pensado que debería hacer un vídeo, para compartir este momento, estos muchos momentos con tanta gente a la que quiero. Pero..., no serviría de nada, sería un retrato muerto de un instante que es pura y sencilla vida, algo tan elemental que la mayoría de los urbanitas hemos dejado de saber lo que es. No con la cabeza, con las tripas, con la piel. Hoy ha sido el sol, ayer llovía y mis compañeros los pajarillos cantaban como locos, como se canta desafinando la donaemobile en la ducha, como un impulso de bienestar que no se puede, no se debe reprimir. Hoy trabajaré todo el día mas contento de lo normal, porque hoy me doy cuenta de que soy un hombre afortunado.