jueves, 8 de febrero de 2007

Cuchon's life

En comparación con la anterior, de la bahía de ensueño, está no resulta muy especial, pero claro, esta es una bitaácora, así que se trata de lo que me resulta especial a mi. Estamos en Mayo de 2006, se trata de una de mis dos semanas de vacaciones, y me hallo en Londres, donde Isa y yo nos hemos pegado nuestro primer viaje desde que estamos juntos. Pagado y organizado integramente por nosotros, lo sentí como una especie de recompensa por llevar más o menos bien la cuestión de la madurez y la independencia, al menos en lo laboral y tal, pascual. Pero también fué muy importante a quien fuimos a ver (y squatear), el Viejo, pero siempre joven (y jartible) Cerdo linense, Cuchon I de la Curva. Aparte de ser de los pocos con los que puedo enrrollarme con mis conversaciones más absurdas/carentes de interes para la mayoria, es el epítome del emigrante gaditano de mediana edad que asuela nuestra geografía natal. De las personas más cercanas, ninguna se ha ido tan lejos, salvo el Teti. Ademas, Londres, una ciudad que ya conocía, lo que te da una empatía mayor y el desarrollo y uso de la telefonia IP hicieron el resto. De hecho, hubo una epoca en que hablabamos (y discutiamos, oh, si!) más que cuando estaba en la tacita. O sea, que alli estabamos, en Londres, Mayo, con Juanma y tomandonos un cafe Latte en el bar-garito-cultureta-alternati -posh donde curra Cuchon, con un delantal negro muy elegante. Y percibo, mas que recuerdo, en la foto que estabamos sentados fuera del recinto del Spitz, como llamare al bar-garito-cultureta-etc. a partir de ahora para abreviar. O sea, estabamos en el interior del mercado, encantador mercado ingles, de Spitalfields, que tiene un aire hippy-bohemio. Eso sólo podía significar una cosa, CANUTOS. Recapitulando, estaba en Londres, en Mayo, con mi primer viaje con Isa, con Cuchon, en su curro, tomando cafe y fumandome un canu. Vamos, como para no incluir esta foto en mi bitacora de experiencias memorables.
Ademas, he comprobado que cuando visitas a una persona con la que has tenido grandes lazos pero que vive una vida muy diferente, el ir y conocer esa vida, compartirla, te hace conocerla, comprenderla y saborearla. Como me gusta decir, las relaciones son como tapices o alfombras, compuestas de miles de pequeños nudos. Con el tiempo se gastan, cede, y se abren boquetes. Al ir a Londres, seguí anudando la alfombra particular que Juanmita y yo tejemos desde aquella lejana partida de ping pong frente a Ca Teti, en Huerta del Obispo cuando nos conocimos.

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