
De hecho, una parte misma del sentido de la vida lo podemos encontrar en las personas mismas de la foto. Aunque estaba en el centro del grupo y la cámara era mía, apenas conozco de verdad a la mitad del grupo. Lo que quiero decir es que esa fiesta, las fiestas de la Fábrika y antecedentes, eran siempre como estar en casa pudiendo conocer a gente en todo momento. Una mezcla saludable de grupo cerrado y cohesionado y multitud anónima.
Una de las cosas que más me gustaron de la fiesta fue la ambientación, como sentimos casi todos la necesidad de mutar con el cambio de año y proyectar una ilusión, sueño o pesadilla, del tiempo por venir. Me imagine a mi mismo como sacerdote de las cloacas, viviendo entre drogas de mil colores y basura electrónica. Coherente con mi papel, la química corrió a raudales por mi torrente sanguíneo aquella noche. Descubrí, a través de Laurita, que el agua es dulce bálsamo para la anfetamina. Ella apareció, puesta también, como un hada de cuenta, con su vocecilla aflautada, para evitarme las nauseas que el alcohol me producía.
Como prueba de nuestro carácter goliardico una visita a la fiesta de unos amigos me bastó. Las miradas de incredulidad y sana critica "normalizada", en una ciudad donde todos se disfrazan en Carnaval pero no pueden en Nochevieja, me hicieron sentir un marciano en mi barrio. Por eso volví pronto al platillo subterráneo y volvimos a salir volando.....
PD: Dejo como reto el descubrir a cada uno de los participantes en la foto. Algunos son más faciles que otros. ¿Que tienen las fotos de grupos que tanto atraen? ¿Será el paso del tiempo en el conjunto, y no en uno mismo? ¿Será tan sólo el momento atrapado?
2 comentarios:
Gran fiesta milenarista y química, por siempre será recordada...yo aparecí tirado en cuarto de baño...
Ciertamente, yo perdi mil duros, uno de esos billetes grandes, morados, que tan pocas veces veiamos, por hacer el tonto y usarlo de turulo. Demasiado que no me esnife la camara!!
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